Te fuiste lejos...
cerrando tus pesados ojos,
hallando tu largo camino,
y alcanzando el infinito vuelo.
Te fuiste lejos,
tan lejos que tus profundas pisadas
se convirtieron en la luz de tus alas,
las que, desplegadas, se esfumaron
y dejaron huellas cerca de las montañas.
Ahora solo me queda el consuelo
de tu paternal abrazo en mis sueños,
de tu sonrisa y sosiego.
Te fuiste lejos...
pero aún tu recuerdo perdura en mi soledad,
en el dolor de la bruma de mi lágrima
y el despertar de mi agitada tempestad.